Os voy a confesar una cosa. Como sabéis, desde que tuve el Ictus, he tenido que volver a aprender a hablar, pues me quedé sin la capacidad de hacerlo. He estado todos estos siete meses yendo al Logopeda para ir avanzando en mi capacidad de hablar. Al principio era incapaz de hablar nada, y poco a poco fui lográndolo. Y ya llevo unos meses en los que, aunque de vez en cuando se me atasca una palabra y aunque a veces no encuentro lo que quiero decir exactamente, he mejorado mucho, de manera que soy capaz de hablar de modo normal. Incluso he podido comenzar a trabajar, porque ya puedo hacerlo.
Pero hay una cosa que aún no la he conseguido. Y me da mucha rabia. No sé escribir. No me sale la letra. Comienzo a escribir, pero me sale una letra muy pequeña, y cada vez es más pequeña hasta que no se lee ni se entiende. Y no soy capaz de hacerlo bien. Mi logopeda, Flor, me dice que es normal, que mi cerebro se cansa enseguida de ese esfuerzo y la va haciendo cada vez más pequeña, hasta que es una “microletra”. Y me da mucha rabia. Con tantos años de estudio… ¡¡y no sé escribir!!
Y esto lo vivo como si fuera mi “silla de ruedas” particular. Ahora mismo estoy sentada en ella, pero tengo que conseguir salir de ella. Mi amiga Teresa Perales (la medallista paralímpica de natación) cuenta en su libro que fue muy duro para ella el constatar que no iba a poder salir de su silla de ruedas, que era para toda la vida. Pero yo si puedo conseguir salir de mi silla particular.
Además, sabéis que me gusta encontrar el para qué de las cosas. Y viendo lo que me está costando algo que es muy “sencillo” para todos, estoy viendo que hay mucha gente que les cuestan cosas “sencillas” para otros, pero que a ellos les resultan muy difíciles. Y cuando te pones en su lugar, les entiendes mejor.
Por ejemplo, sabéis que mi hijo pequeño tiene el Síndrome de Down. Ahora es muy pequeño (tiene ocho meses), pero sé que les cuesta mucho el expresarse, sobretodo sus emociones. Y va a tener que ir aprendiendo poco a poco a hablar y a decir lo que siente y lo que quiere decir. Y le va a costar. ¡¡Pero yo estoy pasando por eso mismo!! Y le puedo entender mucho mejor desde que me ha pasado que he perdido mi habla y mi escritura. Y le podré ayudar más, porque la base de ayudar pasa siempre por comprender primero. Y doy gracias a Dios de tener esta dificultad que me está preparándome a ayudarle mejor.
Mira a tu alrededor. Seguro que encuentras mucha gente, en tu familia, en tu trabajo, en tus amigos, que tienen dificultades para conseguir algo. ¿Con qué ojos los miras? ¿Cuánto entiendes su dificultad? Es muy bueno que hagas el ejercicio de ponerte en su “silla de ruedas” particular. Seguro que les entenderás más. Y seguro que te saldrá más de tus valores el ayudarles.
Y seguro que tú saldrás de tus sillas de ruedas particulares.
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Donde se da al superlike??
Pilar
Muy inspirador como todo lo que escribes.
Ileana
Ya sabes que Dios no te da nada con lo que no puedas.
Eres muy grande, así que te toca un desafío grande, Elida. Gracias por Ser así.
Ana Belén M,
La vida en sí mismo es una rueda de experiencias, por tanto, esas cuatro ruedas, son cuatro vidas simultáneas avanzando… en comunión. Mis mejores bendiciones amiga.
Luis Bueno
Nos das ejemplo a todos, Élida, con tu vida, con tu fuerza, con tu ilusión.
Raquel
Recuerdo cuando comenzé mi andadura y tu eras Azul…. ;-)) irradiabas amor, templanza, alegría y objetividad…. muchos somos los que aprendimos contigo…. y seguimos en el camino para acompañarnos en este caminar….. Gracias Elida por Ser y Estar!!!!
Inma T.
Guapa, eres un ejemplo. Ánimo.
Clara
Querida Elida. Desde el espíritu, empujamos contigo. Eres un krak.
MAngeles
Tu afan de superación ha sido tan grande.
Siempre tienes las palabras adecuadas para cada persona.
Te admiro,
Esperanza L.